“Odio
que nadie me crea cuando les digo, que lo que más deseo en este mundo es poseer una estrella." Con esas palabras él finalizó hoy la sesión con Karen, su
psicóloga favorita. Cuando se sentía triste la iba a ver, así llevaba más de
cuatro meses yendo por contrato a sus servicios pero no había podido
olvidarse de la absurda idea. Para esta ocasión, ella le propuso indagara en el
por qué de su obsesión...
Entonces el chico llego cabizbajo a su casa, ya obscurecía y como siempre no había nada
entretenido en la televisión. Hoy había sido un día pesado, asistió con tres
psicólogas a lo largo del día y con todas tuvo que mentir, pues nunca se
permitió aceptar la realidad. Aunque mentir lo agotara, decidió que después de tanto
tiempo con el mismo problema, ya era hora de que comenzara a buscar
respuestas dentro de él, sin importar el cansancio.
Apago
la luz de habitación y se recostó en su cama sin siquiera cenar. La relajación
poco a poco vino a él, y fue que empezó a enfrentar realmente lo que desde hace
mucho no se atrevía. Su primer pensamiento, el cual resultó muy lógico, fue que
tal vez, sólo tal vez debería ir a tres sesiones a la semana con una sola
psicóloga y a pegarse a ella sin recurrir a otras. Aunque tras pasar unos
minutos y pensarlo bien, se dio cuenta que con esas frecuencias seguro muy
pronto se iba a quedar sin dinero en la bolsa.
Le fascinaba la vida ostentosa, la solución anterior jamás sería
viable. Desecho el pensamiento y siguió con balbuceo durante un rato, hasta
dar con el plan de crearse otra obsesión, “ehmm… mejor no” inmediatamente se
respondió. No iba a ser solución duradera, por lo tanto necesitaba cambiar sus
estrategias radicalmente. Al cabo de varios intentos, ideo otra, raptar a una estrella
cuando obscureciera para así poder poseerla…
y sin muchos preámbulos se dio cuenta de los problemas legales que le
traería el robar algo de semejante importancia, seguro alguien lo iba
a notar.
Perseverante
lo intento una y otra vez, y por último pero para nada menos importante, considero
fuertemente acudir a terapia por primera vez, es decir; conocía a tres
psicólogas, a lo mejor y alguna podría ayudarlo. Siguió pensando un poco más y
dijo “No. En realidad no me siento mal con mi sueño, únicamente me he frustrado
por no conseguirlo” después de decirse eso se dio cuenta de que por fin estaba
feliz con él mismo. Se convenció de que no era malo desear poseer a una
estrella porno, otras personas lo hacían. Incluso sus tres clientes psicólogas,
se excitaban en demasía al ver videos de dicha estrella con otra mujer.
Suspiró
profundamente y después de levantarse de la cama, camino al espejo sonriendo. Analizó
las cosas un poco más y decidió no volver a tener psicólogas como clientas, estas
no hacían más que traerle problemas, así que tomó el teléfono para hacerlas saber de su decisión.
Ellas se enojaron mucho pero no importaba, bastó con volver a venderse con
nuevas clientas quienes pagarían más...