domingo, 29 de julio de 2012

Sea lo que sea, deja de verlo en mí


¿Qué es lo que ven en mí? ¿Serán los puños a doble punto en mi camisa?, tal vez sea el perfume que desprendo al ambiente mientras me muevo, o quizás el simple hecho de que sólo miro sus labios, ni siquiera sus ojos. En realidad no lo sé, y aunque puedo indagarlo, no lo haré.

Inesperada y bruscamente vuelve a mí la falta de oxigeno. Necesito aire.

Salgo a la terraza del lugar, y solo me encuentro entre más gente. Vestidos cortos que muestran su mal combinada lencería. Falsas chicas de cartón ostentoso, que cubren su producto depreciado por el mal trato y la edad avanzada. Las mismas arañas tienden la trampa en maquillaje nocturno y un escote según ellas provocativo, esperanzadas en robar la juventud de un inexperto, o por lo menos deseosas de captar la excitación de algún fracasado que piense que él no es la victima.

Porque en la noche todas las gatas son siamesas finas, y yo odio esa similitud.

Incontenible reír ante el hecho que con alcohol los humanos son más valientes. Se visten de actitud reflejante a lo contrario en su realidad; extrovertidos, inteligentes, con caderas agiles e inconscientes a razón de intimidad. Todas interpretan el papel de Cleopatra, imaginan ser objetos inalcanzables.

La naturaleza de los hombres es la misma, lo único que los separa son sus hábitos.

¿Suena complicado y peligroso deambular entre las ilusiones de placer, que te ofrece un evento nocturno con "clase"? Está muy lejos de serlo. Sencillo, te seleccionan dentro de las tantas carnes restantes del lugar, se te acercan y así comienzan a fingir que siempre fuiste la primera opción. Manipulan tenuemente la realidad, alagando la bella pieza de arte ante ellas, lo tan a gusto que se sienten y si pretenden un gran toque, mencionan que se enamoraron de la forma en la que las mire. No les importa saber que es enamorarse o por lo menos creer en eso, pero piensan que yo no lo sabré.

¿Ahora vas entendiendo como funciona? Esto se basa en el principio “te ves mejor con la luz apagada”.

Continuando con el protocolo. Ya que se realizó la fase de selección, te envuelves en decibeles que aceleran tu ritmo cardiaco, te pierdes sobre danzas lujuriosas y te ahogas en la barra libre. Si tienes un poco de cordura o suerte en algunos casos, antes de terminar entre sabanas o en un rincón oscuro, vendrá a tu mente un posible “Mierda. Me pregunto que hago aquí.”

Si es que eso te sucede, contempla bastante el volver a casa…


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