miércoles, 25 de abril de 2018

Obsequio latente

No conozco tu rostro pero conozco tu corazón. Es el mismo que late dentro de mí, el mismo que ahora me permite vivir. Que a pesar de nunca haberte mirado a los ojos de forma probable te entiendo mejor que nadie, y sé muy bien, lo dadivoso que tú palpitar puede ser. Con cada latir recuerdo disfrutar los instantes, recuerdo oler las rosas, recuerdo amar, recuerdo sonreír más seguido.

¿Qué con la vida tan efímera y la existencia material eterna? Ahora entiendo, nuestra huella de carbono puede ser algo más si se acompaña de trascendencia. Si somos un espectador o un actor, yo desde aquel día he sido lo segundo, y no hago más que ser la mejor versión de mí en cada momento. Me cambiaste la vida al tocarme, me cambiaste tras darme una segunda oportunidad de vivir.

Gracias por compartir conmigo algo más allá de tu corazón.

viernes, 6 de abril de 2018

Hagámoslo discreto

Tú simula indiferencia, yo fingiré que no te observo. Hagámoslo de forma que nadie lo perciba, vamos sólo a vernos cuando nadie más nos mire. Ocultarnos, será la base, el negarlo elevará la emoción.

Un discreto coqueteo de manos bajo el escritorio. Un susurro ocasional que entrediga perversiones. Un casual roce de cuerpos tras cruzar nuestros caminos. Un descuido intencional que muestre para mí tu entrepierna...

Probando tu boca ansiosa por besarnos en el almacén, para luego ahogarme en tus mordidas al final del día. Inhalando la huella de perfume que dejas sobre mi camisa, dopándome en ella, evitando que otros la puedan percibir.

Nuestros momentos, como una cita laboral: repletos de formalidad mas faltos de pudor; de inmersión segura a un alto riesgo; siempre muy profesionales aunque desmedidos.

¡Anda! Vivamos en prohibición... disfrutemos el secreto.
"Enamorados en oficina"

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