Me perdí entre tantos destinos pero justo ahí te pude hallar ¿cuánto más perdida estabas? que en mí encontraste un camino. Me perdí entre tantos abusos, que nunca entendí si siempre fui yo la sustancia. ¿Pues es que yo era el más nocivo o por qué sólo en mi la dependencia?
Tú miraste en mis ojos más allá de tu reflejo. Discerniste algo especial y me enseñaste a verlo. Allí empezó todo. Logré un solo estilo, al fin, era único. Por primera vez en la vida, me volvía alguien singular.
Decidí abolir mis excesos. Comencé por dejar la pesca de arterias con arpón. También abandoné el polvo estelar, degrade su magia a falsedad, e incluso, me negué a las ansias por el humo; el vapor de mi tren 4/20 rumbo a los sueños.
Todo este tiempo me perdí entre los senderos, aunque, más bien, en realidad me perdí tratando de escusar al sujeto del espejo. Aquel a quien nunca miraba de frente y sentía vergüenza de él. Entonces TÚ, me hiciste caer en mente propia, en quién podía ser, lo que podía lograr. Me mostraste un auto-concepto que comenzó a gustarme.
Desde ahí... inconcebiblemente, y gracias a ti, de las mujeres en mi vida ahora ya sabía sus nombres. El tuyo había sido el primero que aprendí, y el de mi madre, el primero que con un perdón lo pude conjugar.
Gracias por haber sido ese complemento en mi singularidad.
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