3:24 PM El reloj ha hablado.
Llego a casa y solo deseo dormir. Dormir disminuye la interacción humana, aunque espero recordar algo al despertar esta vez. La gran mayoría de las veces la situación logra tornarse muy extraña, incluso en algunas ocasiones, despierto con restos menores de sangre en las manos y en la cara. Nunca sé cómo llegan ahí. Al dormir demuestras lo que realmente eres, sin mascaras ni engaños, por eso me intriga saber el porqué de la sangre.
Esta vez pude lograr lo que tanto anhelaba y sin embargo no tengo satisfacción alguna. Mi sueño… un sueño que puedo recordar al fin.
He me aquí frente a la puerta de mi cuarto como si todo fuera a terminar al abrir. No hay nada más que solo la puerta y lo que logra rodearla, todo lo demás es blanco y no hay nada más allá. Todo es silencio, el silencio pronostica lo peor. 3:47 AM marca el reloj y al abrir la puerta no cambia nada en la habitación. Solo puedo observar mi cuerpo yaciente y dormido encima de la cama y enfrente de la cama una sombra asemejando el cuerpo de una persona, como si esperara tomar una decisión. De pronto sin titubear se posa sobre mi cuerpo en la cama inclinando sus rodillas, gateando lentamente, para después observar mi rostro fijamente. No puedo distinguir su cara puesto que la oscuridad lo evita, tal como si no tuviera rostro alguno. Entre sus muñecas muestra una daga rota, la cual desliza suavemente encima de mi rostro dirigiéndola hacia mi estómago, realizando sutiles cortes en su trayecto. No puedo hacer nada, no puedo defender mi cuerpo yaciente, estoy inmovilizado, condenado a observar el fin. Decididamente clava la daga dentro de mi abdomen atravesando el estómago, desgarrando la carne y rompiendo la piel. Mi cuerpo yaciente se encuentra tenso, como si estuviese sin vida desde antes de comenzar a ser destruido. No puedo evitar que suceda, solo observo como la daga atraviesa mi cuerpo varias veces sin seguir un patrón, de un lado a otro, una y otra vez , cada apuñalada con más intensidad que la anterior, salpicando con sangre la cara de mi asesino. Arrebatándome la vida con sus manos, y tomando mi alma como trofeo. No puedo evitar oír sus risas, no puedo evitar sentir odio y repulsión, no puedo olvidar su huella de sadismo. Solo puedo hincarme dejando caer mi cuerpo, destinado a observar el espectáculo donde soy protagonista. El miedo me invade. Ya no quiero mirar los restos de sangre expulsados en cada apuñalada. Todo se torna extraño y no puedo seguir mirando. Únicamente deseo bajar mi cabeza y que lo demás termine. De pronto todo se torna gris invadiendo la habitación, cubriendo el espectáculo, cubriendo como toman mi vida. Todo se comienza a borrar lentamente. Aun consigo escuchar las risas. Todo se torna oscuro y permite que lo demás desaparezca.
7:15 PM El tiempo se detiene.
He abierto mis ojos y esta vez algo cambia, lo primero que observo es una silueta encima del televisor, es muy estética. Es la silueta de un zorro. No puedo mirar su cara, ya que la oscuridad invade la habitación. La poca luz que entra al cuarto proviene de afuera y termina antes de lograr tocar su rostro, se detiene justo al terminar su pecho. Siento que me observa, solo está parado ahí arriba de mí, donde es más que yo, como si esperara algo de mi ser. No sé si es un sueño, aunque no parece serlo. Después de haber dejado de importarme a mí mismo las cosas no han tenido mucho sentido, he sido regido por juegos que mi mente crea, tal como las lagunas mentales que aquejan mi cabeza.
Después de un parpadeo todo se ha ido.
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