lunes, 21 de septiembre de 2015

El no rey interracial

Proxeneta diría que no. Padrote, sería deplorable. Veo más bien a mi persona como un líder a seguir, un ente al que culto se le debe rendir. 

No me comunico con palabras, normalmente no les gusta como uso mi lengua con ellas. Su idioma es muy distinto entre sí pero el gemido es igual entre las pieles negras y amarillas. No hablemos del chillido, aunque algunas parecieran aullar, todas se agotan el aire y pierden la voz mientras se privan.

La empatía si la entiendo pero no es algo en lo que crea. Se inclinan hacia mí y ruegan por su causa. Reverencias, postraciones, sumisión. Aún en dialectos yo no cedo y menos en vocablos muertos. Sea sobre el Corán, la Biblia o en la Torá, sus lágrimas que corren la tinta de las escrituras no me logran inmutar.

Si al final cuando las miro desde su sonrisa vertical, yo las veo casi igual. Labios gruesos por encima de delgados, barbas enmarañadas o ausentes, congestiones por saturación de fluidos. No hay más allá de lo descrito, que lo existente fuera del coño es sólo carne y hueso que estorba.


3 comentarios:

  1. El Arjona del erotismo, habla... O escribe sin decir nada.

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    Respuestas
    1. El texto se lee sin decir algo, que el contexto es quien te da la historia sobre la cuál divagar...

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    2. El texto se lee sin decir algo, que el contexto es quien te da la historia sobre la cuál divagar...

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Usa tus palabras. Derriba mi orgullo o acrecienta mi ego, no importa, ambos resultados alimentarán mis ansias por escribir.

No me hables de aquello que ya sé o de eso que crees deseo oír. Hazme saber qué sentiste al leer cada párrafo, dime la forma en que mis letras lograron tocarte.

Y si acaso te domina la duda por saber qué es lo que pienso, no preocupes, siempre voy a responder tras leerte.

Capta mi atención... ¿puedes?.

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