domingo, 5 de febrero de 2012

Justo antes de llegar al cielo


Necesito más de tu droga. Necesito que me des aquello que anhelo.

Orgulloso, frenético y adicto a esa sustancia tan preciada que osas negarme, lastima que solo pueda obtenerla justo antes de tocarte.

Ohh vida mía, no eres nada comparada a lo que ella me ofrece. Eres pálida ante su luz. Eres simple ante su complejidad, pues ella es quien le da el sentido a tu existir.

Sólo el jugar en sus lienzos me a completa. Sólo el deseo de alcanzarle, me hace un dependiente empedernido de ella.

¡Vamos! quiero que dancemos juntos…


domingo, 25 de diciembre de 2011

El amanecer del ocaso (Cuarta parte)

Mirar la tercera parte de la Odisea Astral. Da click aquí: Luna Obscura

La Luna no sabía como cambiar la decisión de su amado. Suplicaba a él para que detuviera su ataque, pero sus plegarias no fueron escuchadas. El Sol muy empedernido se cegó totalmente, parecía que nada podía aminorar su furia. Lo que más aquejaba a Luna era que no sabía por qué su Sol actuaba de esa forma. Trataba de encontrar esa razón sin obtener resultados y como no pudo hallar respuestas, hizo algo que cambio todo… extrañamente emano luz propia. El cielo se platino de un brillo que solo un astro puede provocar, tan hermoso fue que incluso el Sol se detuvo asombrado por la luz de su Luna. Una vez que la calma volvió por unos instantes dentro del caos, el astro platinado dirigió sus versos hacia su Nova.

-Hace tiempo nuestras vidas se cruzaron, y desde entonces comenzaste a ser más que una simple parte de mí. Gracias por hacerme brillar. Gracias por alumbrarme cada amanecer y regalarme miles de sonrisas.

-Gracias a ti por haber existido. Gracias por haber estado ahí para mí cuando te he necesitado, pero ahora tengo que continuar. Nunca te pedí que me siguieras, porque no me detendré.

-Estoy aquí frente a ti y no espero que te detengas, te pido que regreses a mí.

-Sabes que ya he renunciado a tantas cosas, que no me será posible volver.

-Una vez más te doy las gracias por haberme dejado estar a tu lado todo este tiempo. Ahora me doy cuenta de que no queda nada más que demostrarte… cuanto Te amo.

Sin pensarlo Luna se abalanzó contra el abismo de obscuridad, esperanzada en que este la absorbiera pues no deseaba vivir en un universo sin su Sol. Entonces todo comenzó a salirse de control y acabo por explotar. Un hermoso y destructivo color violeta se hizo presente, la intensidad de su luz fue tan grande que después de ella solo hubo penumbras y silencio.


Terremotos azotaron sin piedad a la tierra, como si toda la furia de un Dios se descargara en su contra haciendo que todo sistema existente cayera. Inmediatamente después de que todo quedo en ruinas, cayó una obscuridad total. Nadie tenía idea de que pasaría ahora que ninguno de sus dos astros estaba ahí para ellos. El mundo quedo inmerso por el caos, todos discutían su derecho a vivir a cualquier costa y estaban tan ocupados en sí mismos, que no se dieron cuenta que ellos habían sido la causa de ensuciar el alma del Sol. Las linternas y las bengalas se convirtieron en los objetos más preciados, pues ellas eran una de las únicas fuentes de luz existentes.

El poeta de la Luna; al presenciar el colapso existente, emprendió la búsqueda de su musa. Él había sido aquel que le recordó una vez a su dama de la noche, la razón por la cual había emanado luz desde siempre y fue también el único que noto a lo efímero sin sentido. Huyo a lo lejos como pudo, donde solo podría encontrarse ante su Diosa, paro justo donde la noche polar solía danzar con el aura boreal. Una vez que detuvo su paso tan acelerado, encendió una bengala roja entre el abismo y entonces se presento ante él el tiempo. Este le agradeció por intentar conservar aun la existencia de los Dioses astrales, él se sentía culpable por no haber cumplido su palabra ante el Sol. Fue entonces cuando el poeta supo que debía atreverse a expresar palabras algunas al obscuro cielo. “¿En dónde es que se esconde aquella Luna a quien han llamado Ilazki, Selene, Quilla, Isis y Lucy? Eres tú quien puede devolvernos a nuestro amado astro rey Xué. Eres tú de quien más necesita él para poder resplandecer. Eres tú la única capaz de devolverle la vida y yo confío en ti. Humildemente mi musa, te pido que devuelvan su alma hacia sus súbditos.”

Al parecer las plegarias del joven poeta no habían sido escuchadas, a pesar de todos sus esfuerzos entendió que estaba destinado a perecer con sus Dioses así que solo se dejo caer ante la nieve esperanzado por morir en el frío, mientras miraba como el tiempo se esfumaba entre la ventisca acepto su triste realidad. Entonces de la nada, todo se comenzó a convertir en una noche blanca. Extrañamente para él, el cielo se entintaba de luz blanca y tonos violetas haciendo que toda la nieve a su alrededor se tornara en un fino color platinado. “¿A caso serán realidad mis plegarias?” se preguntó. Inmediatamente se levantó y corrió hasta la colina más cercana para presenciar lo que sucedía. Guío su vista hacia el suelo y admiro como la nieve ahora se cubría por un tono rojizo lentamente, después levanto la mirada hacia el horizonte y lo que se postro a sus ojos, se hizo lo más bello que vería en su vida. No solo se trataba de la felicidad que sintió por poder vivir de nuevo con sus deidades, en realidad siempre se trató de aquel sueño de su Sol que reclamaba ser real, aquello que fomentaba en él la esperanza de emanar junto a su Luna una sola luz. Nunca antes alguien había presenciado lo que el joven poeta pudo admirar antes que todos los mortales… los astros habían fusionado sus almas.

El poeta solo sonrió sutilmente y dejó caer una lágrima por su mejilla, demostrando que se había quedado sin palabras, pues al fin los astros habían logrado ser uno mismo...


sábado, 10 de diciembre de 2011

Mi musa de luz


Mi hermosa dama arcoíris

Coquetéame con tus negros caireles, y querré saber más de ti.
Descarga tus grises nubes sobre mí, y enséñame a caer.
Mírame con tus ojos verdes, y devuélveme la vida.
Compárteme tus blancos pensamientos, e ilumina mi camino.
Refúgiame en tu aura azul, y dame confianza.
Deja fluir el rojo de tu sangre, y sumérgeme en amor.
Llena mi noche de plateadas estrellas, y creeré de nuevo en los deseos.

Ohhhh mi musa de colores
Solo envuélveme entre tus sueños violeta, que deseo vivir eternamente nuestra fantasía.

lunes, 5 de diciembre de 2011

A la sombra de aquellos


Las sombras desde siempre, solo son causa de una luz inmensa. Siempre se generan expectativas para aquellos que permanecen a las sombras, indiscutiblemente se crea la necesidad de crecer más que ella para poder salir. Prejuicios forzosos acompañan al ser de propio brillo, estos giran a su alrededor y es entonces cuando por su paso dañan también a su sombra.

¿Luz inmensa? No necesitas brillar para ser una luz de las que hablamos. Podrías emanar luz obscura, lo suficientemente intensa como para ser un monstro y seguir dañando a todos aquellos que osan compararse contra tu sombra. Si eres un monstruo podrías vivir eternamente a través de aquellos que intentar ocupar tu posición.

¿Y tú a la sombra de que luz vives? ¿En la sombra de un héroe o en la de un monstruo? Nunca podrás estar fuera de las sombras…  todos esperan algo de ti. No te preocupes, si aceptas este hecho, tendrás la oportunidad de ser luz ya que cumplirás solo con lo que deseas dar al mundo.

Ahora que sabes esto ¿Monstruo o héroe? Tendrías que elegir como guiar tu vida para determinar el resultado. Atrévete a descubrir que hay después de la obscuridad en la que vives, y permite una oportunidad a aquellos dentro para que puedan escapar.

Recuerda dejar ir tus héroes y tus monstruos cuando tengan que partir… o tú mismo te perderás  dentro de sus sombras.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Luna obscura (Tercera parte)

Mirar la segunda parte de la Odisea Astral. Da click aquí: Sol obscuro

La depresión domino a la joven Luna, haciéndola desvanecer con el pasar del tiempo, cada vez más entre la obscuridad que la rodeaba. Solo caminaba sin rumbo, perdida entre las penumbras, tratando de encontrar lo que le alguna vez le perteneció. Sus ojos, no paraban de derramar lágrimas y sangre, y su brillo lentamente se consumía… era cuestión de tiempo para que pereciera.

Luna se había quedado ciega al mirar los ojos vacíos de su Sol, pero para ella esto era mejor, pues no deseaba admirar el cadáver resplandeciente de lo que aún seguía amando. El Sol simplemente dejo de ser aquello tan especial, por lo que valía la pena sonreír cada mañana.

El astro menor ya había decidido morir, gracias a que lo único que la ataba a la vida se había derrumbado. Hasta que de pronto recordó algo importante… si ella alguna vez fue la razón de existir de su Sol, siendo ambos el uno para el otro, entonces ella sería la única capaz de devolver el equilibrio. Así que respiro profundamente, derramo un par de lagrimas más, y entonces también se dejó envolver por la obscuridad, permitiendo que las sombras devoraran su alma. Su cuerpo ahora se había vuelto un lienzo de odio y amor puro. Tuvo que dejarse perder en la muerte para encontrar a su amado en esta, pues solo así podría rescatarlo.

Ahora que la Luna tenía el aura tan pútrida como su Sol, llamas azules emanaron de su cuerpo, y a su vez un resplandor índigo se dejó apreciar a su alrededor. Fue entonces cuando supo que era tiempo de enfrentar el destino. Como ya no podía ver más, se dejó guiar por los estruendos de destrucción y estos la llevaron ante su astro rey. Una vez que el Sol la vio, inmediatamente guardo silencio, pues aquella parte de su pasado cercano también había cambiado y no solo eso, ahora se encontraba frente al él tratando de reclamar lo que le pertenecía. Luna no podía mirar su propio aspecto, pero supo que ya tampoco era aquel astro inocente que sirvió de inspiración para el amor.

El Sol se enfureció, considero una insolencia la presencia de su Luna, así que decidió destruir todo a su paso. Comenzó a brillar con todas sus fuerzas, quería convertirse en monstruo y devorar toda vida existente. La Luna no podía ver lo que ocurría pero para ella todo estaba claro; el Sol se preparaba para estallar y con esto convertirse en un obscuro abismo de destrucción.

Un hoyo negro… era todo lo que su Sol deseaba ser.

“Oh mi hermosa y poética Luna ¿Por qué desamparas mi inspiración, renunciando a tu derecho divino de ser la más pura entre las musas? ¿Acaso no sabes que necesito de tu pisca astral para poder soñar? Pues ahora rechazo la idea de que merezcas portar el resplandor índigo que te acompaña.”


¿Te atreves a conocer el desenlace?
Mirar la cuarta parte de la Odisea Astral. Da click aquí: El amanecer del ocaso
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